Llevo días pensando en la asombrosa facilidad que solemos tener para pensar que nuestra vida está predeterminada por la mala o la buena suerte, por la familia, por nuestra sociedad o nuestra cultura, por nuestra genética, o cualquier otro elemento que no depende de nosotros…Cuando algo, normalmente desafiante y/o doloroso, nos sucede, nos hacemos una maraña de excusas para justificar lo mal que nos sentimos y lo desafortunados que somos por eso que nos ha sucedido, ¡a nosotros!, sin caer en la cuenta de algo, desde mi opinión, tremendamente útil y revelador a saber…¡esto es la vida! y estas cosas te suceden porque estás vivo.
La vida está hecha de paradigmas y opuestos. Lo bueno, lo malo; la noche, el día; la alegría, la tristeza; la salud, la enfermedad; el verano, el invierno; el frío, el calor; la luna, el sol. Lo uno sin lo otro no tendría sentido y no podríamos darle valor a lo uno, por ejemplo la alegría, si no existiera la tristeza y es que la vida es así. Un camino de etapas a recorrer que “entendidas” de la manera adecuada te llevan a la paz interior, y la felicidad independientemente de las circunstancias que haya en ella. Pero eso no sucederá si seguimos creyendo que estamos en manos de la suerte o el azar, y seguimos sintiendo que la vida nos ha mirado con mal ojo y nos pone la zancadilla.
Piénsalo bien, ¿por qué iba a ser eso así? Como dice el título de uno de los libros que me he leído últimamente y con todos mis respetos y cariño, “No culpes al Karma de lo que te pasa por gilipollas” 😛
Siento darte esta noticia, quizás “espabiladora”, quizás “tocanarices” o útil si tú quieres. La única persona que puede ponerse la zancadilla y los obstáculos en esta vida, eres tú.
En el momento en el que integramos esta realidad, la suerte empieza a jugar a nuestro favor y comenzamos a tomar las riendas de nuestro destino.
Sé que lo habrás leído en más ocasiones, te lo han podido decir o lo has visto en algún video de desarrollo personal. “Tú eres el responsable de tu vida” rezan muchas frases de autoayuda y motivación en innumerables muros de las redes sociales, sin embargo, nada más cerca de la realidad. ¡Así es!
Es cierto, en la vida pasan cosas malas y dolorosas, pero no es necesario ponerle la silla al sufrimiento y la tristeza para que se queden a vivir contigo. Estarás entonces de acuerdo conmigo en que tienes la responsabilidad y la libertad de decidir cómo quieres que las cosas afecten en tu vida, ¿no? Sí, sé que es sencillo leerlo y decirlo pero luego hay que hacerlo, ¿verdad? Es por eso que basado en mi experiencia personal y profesional, quisiera darte un par de claves, para que te resulte sencillo implementarlas, que te ayuden en la tarea de ser el o la protagonista de tu historia, haciendo a un lado a la suerte…
- Acepta que la cosas no siempre son ni serán como quieres que sean: Esto parece de perogrullo, sin embargo me encuentro con un muro de elevados metros a la hora de trabajar esto con muchos clientes. La mayoría de nuestros conflictos en este sentido, es porque ponemos mucha energía en frustrarnos cuando las cosas no son como nosotros pensamos que tienen que ser. Y siento decirte que esto va a suceder muchas pero que muchas veces a lo largo de tu vida. No quiero decir con esto que te sientes en el sofá ante cualquier circunstancia que no te satisfaga y te conformes porque “las cosas son así”. Me refiero más bien, a que, por resumirlo de alguna manera, cambies lo no puedas aceptar pero por otro lado, aceptes sin llegar a la frustración, aquello que no puedas cambiar. Esto hará que sientas que tienes el control de la situación porque eres tú y no “el azar” quien maneja tu existencia.
- “La vida es una mierda”: Esto me repetía en numerosas ocasiones una clienta al comenzar un proceso y tal y como eran sus circunstancias de vida en ese momento, no le faltaban razones para sentirse de esa manera. Poder hacerlo, y en contra de lo que podamos pensar, esto le ayudaba a ser responsable de cómo se sentía y libre para poder modificarlo…La experiencia como psicoterapeuta me ha enseñado que necesitamos conectar con nuestras emociones sean cuales sean, para poder entenderlas, gestionarlas y transformarlas. Por esta razón te diría que para poder hacerte hacedora de tu destino, has de gozar de la libertad de sentir “que la vida es una mierda” (o cualquier emoción similar si es que la hubiera e hiciera falta) cuando así te lo parezca.
Siéntete libre para cabrearte, para sentirte culpable, para patalear y llorar cuando así lo creas conveniente (siempre y cuando como decíamos antes, no les pongas una silla a las emociones para que se queden a vivir contigo). Sé que ahora la moda del «optimismo sin fronteras” nos empuja a pensar siempre en positivo, sin embargo y vuelvo a apelar a la experiencia, creo que eso sólo nos coarta y anula la capacidad de decidir cómo queremos sentirnos en cada momento, restándonos oportunidades a la hora de poder transformar los desafíos en aprendizajes.
Sentir tristeza, ira, rabia sólo nos da información de que algo no marcha como nos gustaría, esa es una gran noticia porque te da la responsabilidad y la oportunidad por otro lado de dos cosas, de aprender de ello y de poder modificarlo. Sin emociones de tristeza, no podemos aprender y gozar de emociones de alegría porque no sabríamos cuál es la diferencia.
Sin más, te propondría en este momento que no me hagas caso. Que desafíes esto que te digo y que lo pongas a prueba para ver si es útil en tu vida.
Recuerda, ni siquiera cada día, si no en cada momento de tu vida tienes la oportunidad de escribir una nueva página en blanco en el libro de tu historia: Érase una vez un nuevo comienzo…
¿Cuál es el tuyo?
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Hola. Buen artículo! Realmente es increíble como nosotros mismos podemos convertirnos en grandes obstáculos para nuestro propio crecimiento personal. Y es que somos lo que pensamos. El pensamiento compulsivo es una de las enfermedades más comunes del ser humano y quizás la menos entendida. Básicamente se trata de la total ausencia de control sobre nuestros pensamientos, como imágenes de una película que se repiten una y otra vez en nuestra mente. Todo pensamiento que se presente sin que nosotros lo hayamos invocado es pensamiento compulsivo, estos dominan nuestra mente y no al revés. Por lo que es muy importante combatirlos, reemplazando cada pensamiento negativo por uno positivo, esto requiere de disciplina, pero los resultados que verás en tu vida serán maravillosos. Saludos!